Muertos de segunda. Cuando no se ponen los pantalones largos

Por Ramallo Informa







En declaraciones a la radio oficialista de villa Ramallo, el secretario de gobierno Alejo Giovanelli, desestimó las declaraciones del jefe de la Comisión de seguridad del Consejo deliberante que hacían referencia a la necesidad de que el jefe de prefectura Hidalgo abandone su cargo por considerar que no estaba a la altura de las circunstancias. Ante la consulta sobre la posición del Jefe de Gobierno, Giovanelli, responsable máximo de la seguridad del partido de Ramallo, manifestó que “tal vez si, la prefectura tendría que actuar un poco más pero que no estaba de acuerdo con el pedido de la renuncia”. Esta tibieza, más allá del tema de la renuncia o no, es lo mismo que decir “que todo siga igual, todo va a andar bien”


Recapitulando, resulta que ni el jefe de la prefectura ni Giovanelli, se hacen cargo de los problemas de inseguridad de la costa, que es donde debe actuar prefectura. Acostumbrados a patrullar  sólo en el río, no lo hacen con la misma eficacia, o mejor dicho con ninguna eficacia, en la costa de Ramallo, sobre todo teniendo en cuenta que no sólo hay que cuidar a los vecino que asisten a la zona del rio sino también a la centenas de turistas que colman los paseos turísticos sobre todo en verano.


 

Si la falta de prevención planteada por Gorostiza hubiera sido atendida y hubieran habido patrullajes regulares, no sabemos si hubiera ayudado a evitar una muerte como sucedió hace un mes, pero lo que sí es seguro que el desinterés manifiesto de no cuidar, de no exigir el trabajo de prevención necesario y sistemático, ayuda enormemente a que se produzcan muchísimos hechos de inseguridad, de mayor o menor importancia, pero inseguridad al fin. Ya han robado a turistas, han ingresado a Cabañas y ya cuentan con un muerto en el escritorio del Jefe de Gobierno y todavía no se dan cuenta, o peor aún, no les importa. 


 

 ¿Qué pasaría si uno de los participantes de la disputa que termino con un joven acuchillado, sea la víctima o el victimario, fuera familiar de algún funcionario, de algún empresario o de algún personaje conocido de Ramallo?. Ahí, y sólo residen en una circunstancia así, la actitud del gobierno local tomaría conciencia real de la magnitud potencial del problema. Mientras sea un don nadie el que muere, las palabras del Jefe de Gobierno Alejo Giovanelli tiene sentido para el gobierno como para el  periodista amigo que ni siquiera se animó a preguntar qué sucederá la próxima vez, cuando culpa del claro desinterés del gobierno local, no haya la presencia de efectivos de seguridad en ninguna parte y en ningún momento, porque no estimaron necesario.


 





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