La fiesta dio comienzo el sábado por la tarde cuando se abrió la zona de peatonal para que las familias pudieran pasear y disfrutar de las ofertas que los diferentes puestos brindaban. La concurrencia de gente no fue la esperada, más bien fue un panorama desolador. Según se observó, la gente que se encontraba paseando era la misma que habitualmente acostumbra hacerlo, de hecho la gente dio unas vueltas y algunos terminaron concurriendo a los locales gastronómicos, mientras que otros se terminaron yendo. En el momento que se procedió al reconocimiento a deportistas, no había un escenario montado, el sonido no favorecía y todo sumo para que la gente que estaba paseando ni se enterará de lo que estaba sucediendo en la esquina del Banco Nación.
La fiesta que debió organizarse desde la Subsecretaria de Cultura esta vez, según se informó a los medios, se organizó en forma conjunta con diferentes áreas municipales. Ahora teniendo en cuenta esto, ¿Cómo puede ser que habiendo tanta gente trabajando, haya faltado mucho trabajo por hacer? El trabajo que en otros años se realizaba solamente por la Subsecretaria de Cultura, y se llevaba a cabo de manera muy organizada y exitosa, no tuvo el mismo resultado, al menos el día sábado, donde la improvisación imperó en toda la jornada.
Algunos vecinos manifestaron que hubo falta de difusión, mucha gente no se había enterado que era lo que iba a suceder, estaban los Carnavales en Ramallo Pueblo, los comercios que se encontraban dentro de la zona que se convirtió en peatonal no estaban al tanto de que las calles se les iban a cortar a partir de las 16:00 horas, y como esto muchas otras quejas. Lo que sí es cierto, es que la difusión juega un rol muy importante en este tipo de eventos y los resultados estuvieron a la vista.
No obstante, por suerte, la situación se revirtió y el domingo 31 de enero los vecinos ya un poco más informados y al tanto del evento se acercaron y disfrutaron de todos los número artísticos presentados por los artistas locales.
