“Las mellizas eran unas chicas muy unidas y nunca una la iba a abandonar a la otra aún sabiendo que su vida corría riesgos”

Por Ramallo Informa







Alba Lanzillotto tiene 86 años y sigue pidiendo justicia. No es para menos, la familia Lanzillotto- como bien testimonió en la reanudación del juicio por crímenes de lesa humanidad en San Nicolás- fue perseguida por el terrorismo de Estado.  Sus hermanas, las mellizas María Cristina y Ana María Lanzillotto desaparecieron durante la dictadura.  Alba, hermana mayor, tuvo que exiliarse en España en 1976.

 

 

 

Tres testimonios se escucharon, de los cinco previstos, en la reanudación del juicio por delitos de lesa humanidad en la provincia de Buenos Aires, donde se investigan crímenes cometidos en las ciudades de Pergamino, San Nicolás y San Pedro.

Testimonios que por distintos motivos no pudieron ser brindados en audiencias anteriores fueron programados para la reanudación del juicio. De los tres testimonios se destacó en esta jornada el de Alba Lanzillotto, que con sus 86 años recordó con claridad la  desgarradora historia de su familia. Alba fue aplaudida de pie por los muchos presentes que estaban en la sala cuando terminó de narrar su tragedia familiar producto de aquel terrorismo de estado. Alba es hermana de las mellizas Ana María Lanzillotto quien estaba casada junto a Domingo Menna y de María Cristina Lanzillotto (hermanas menores de Alba), que nacieron cuando ella tenía 19 años según contó ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de Rosario, en el juicio que continuó este miércoles 11 de febrero en el salón del ITEC de la ciudad de San Nicolás, juicio oral que se da en el marco de la causa N° 149/10 caratulada “Saint Amant, Manuel Fernando y otros s/privación ilegítima de la libertad agravada”, en la que se investigan crímenes de lesa humanidad cometidos en las ciudades de San Nicolás, San Pedro y Pergamino durante la última dictadura cívico militar.

María Cristina estaba  casada junto a Carlos Benjamín Santillán-militantes del PRT-ERP- que fueron secuestrados y desaparecidos a fines de 1976, con dos hijos, Jorge de un año y medio y María Lucía de dos cuando el terrorismo de Estado desapareció a sus padres. Los niños fueron abandonados en La Iglesia Cristo Rey en Fisherton, Rosario. Tuvieron la suerte de ser encontrados por sus abuelos paternos en 1977.

Alba Lanzzillotto habló de su familia, dijo que en su mayoría eran docentes, que su padre era maestro, que inició su carrera de maestro en el año 1921, en un pueblito de la provincia de La Rioja, donde conoció a su madre y tuvo a su familia. Su madre-contó Alba- murió trágicamente en el año 76. Expresó que las mellizas, Ana María y María Cristina, se recibieron de maestras. Las recordó como dos mujeres llenas de inquietudes, volcadas a lo social. Alba se definió como una militante cristina de La Rioja que descubrió su condición de cristiana cuando vino a La Rioja Monseñor Enrique Angelelli quien “nos puso el evangelio en las manos, y no era esa Iglesia que siempre nos habían predicado”.

Continuando sobre sus hermanas, expresó que Ana María escribía poesías, que ellas se fueron a estudiar a Tucumán. Ana María derecho y Cristina escribanía. María Cristina terminó su carrera, pero ellas después comenzaron a militar políticamente en el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Ahí Ana no terminó los estudios porque se dedicó a militar. Siempre conservaron ese espíritu solidario con la gente-recordó su hermana-porque cada vez que venían de Tucumán notábamos que en sus maletas traían menos ropa, ropa que ya habían dado, siempre preocupadas por las necesidades de los demás, cosa que habían heredado de mi padre, que como maestro rural tenía esas virtudes. La familia fue perseguida por muchos años. Cuando comenzó la dictadura el 24 de marzo de 1976 me llevaron detenida a las 4 de la mañana, estuve detenida como 18 días en la cárcel de La Rioja, el 9 de junio lo llevaron preso a mi hermano mayor. Preso y torturado en la cárcel de La Rioja. Después fue llevado a Sierra Chica, donde estuvo un año más, le dieron prisión domiciliaria en Córdoba. Con todas esas injustas detenciones le vino un cáncer que lo llevó siendo demasiado joven.

Después que recuperé mi libertad volví a mis cátedras, yo era profesora, pero un día un sobrino me fue a decir “tía se tiene que ir ya”.Porque el jefe de regimiento, un señor llamado Pérez Battaglia, pariente o amigo de Saint Amant, había ordenado que me volvieran a detener a mí y a mi otro hermano que era abogado y que había defendido a presos políticos. Tuvimos que escaparnos de La Rioja. Mi hermano fue a Córdoba, yo a Carmen de Patagones,a la casa de una hermana que vivía ahí con su marido.

Antes de eso, mi madre, cuando se enteró que a mi hermano lo habían llevado preso, le dio un ataque y se murió. A mí hermano lo trajeron con ametralladoras para que viera a su madre, a quien había dejado con vida: muerta(contó con la voz entrecortada Alba).

Estando en Carmen de Patagones, me enteré por la radio de la desaparición de Ana María y Domingo Menna. Estaba en una verdulería y escuché por la radio. Y antes de irme de Carmen de Patagones le habíamos mandado a María Cristina y a Carlos Santillán a Pergamino, a la calle Rivadavia, donde ellos tenían el domicilio una encomienda desde Viedma y una carta. Cuando yo ya estaba en Uruguay, mi hermana me manda a decir-sería diciembre- que habían devuelto la carta, que ya no vivían en ese domicilio que es donde siempre vivieron ellos. Ellos fueron secuestrados de su domicilio, los llevaron junto a don Benjamín, el padre de Carlos. Y en diciembre o enero, no me acuerdo, fue avisitarlos a Pergamino y lo detuvieron, fue secuestrado ya que la casa estaba tomada por los represores.

Estando en Uruguay me enteré que habían aparecido mis dos sobrinos abandonados, en el jardín de una Iglesia en Fisherton. Confirmamos que los habían llevado a ese lugar. De Ana sabíamos que estaba detenida porque lo habíamos escuchado por radio, y porque el caso fue el de la caída de Santucho yde todos los dirigentes del PRT y el caso fue muy difundido. La nombraban a ella, y lo teníamos sabido. 

El Fiscal Juan Patricio Murray intervino con  preguntas pertinentes para que Alba ordenara su relato.

 

-¿El secuestro de Ana y de Domingo Menna, en qué lugar fue y temporalmente en qué mes y en qué año?

 

-Ellos desaparecieron, los tomaron, los cautivaron, en el edificio de Villa Martelli y luego los llevaron a Campo de Mayo, ese es el dato más seguro que tengo, porque una prisionera norteamericana-Patricia Erb- lo contó ante Amnistía Internacional, y luego cuando estuve trabajando en Abuelas de Plaza de Mayo, hablé con ella tres veces, y me contó que había estado con Ana María, que tenía un embarazo de ocho meses, que la había visto ir al abaño a ella y a la mujer de Santucho que estuvo ahí. Después parece ser que la llevaron a otro banco donde tuvo familia. A su hijo no lo hemos encontrado todavía.

 

-¿Domingo Menna y Ana María Lanzillotto tenían algún hijo, en su caso, qué sucedió con él?

 

-Sí, tenían un hijo, Ramiro, que quedó en una guardería policial. Nos avisaron en forma anónima que Ramiro estaba en un lugar, en un juzgado o en una guardería de Buenos Aires. Mi hermano se vino a Buenos Aires, fines de julio, y mi hermana de Carmen de Patagones vino también y lo recuperaron.

 

– ¿Cuál es el apellido que lleva actualmente Ramiro más allá de ser hijo de Domingo Menna?

 

-Ramiro, como los padres vivían en Carmen de Patagones, cerca de Bahía Blanca donde gobernaba Adel Vilas, que era un represor al que se le temía, le aconsejaron a mi hermana que hiciera una adopción y le pusiera su apellido.

 

-¿Con posteridad al secuestro de Ana María y Domingo Menna, usted pudo temer algún tipo de contacto con María Cristina o con Carlos Benjamín Santillán en su caso o si sabe si ellos se enteraron del secuestro de Domingo y Ana María?

 

-Yo sé dos cosas, una es que una compañera había quedado con María Cristina que si las cosas se ponían muy difíciles, ellas se iban a ir para salvar a los hijos. Cuando cayó la parte directiva del PRT, esta chica fue a decirle a María Cristina que tenían que irse, como había convenido. Y María Cristina le contestó, yo no me puedo ir porque la tienen a mi hermana (relató con la voz llorosa Alba Lanzillotto). Las mellizas eran unas chicas muy unidas y nunca una la iba a abandonar a la otra aún sabiendo que su vida corría riesgos. Después María Cristina lo llamó a mi primo, le dijo que quería hablar con él y le dijo que ella sabía que a Ramiro lo tenían también en algún lado y que si nadie lo iba a buscar se iba a presentar ella. Y mi primo le dijo estás loca, sabes lo que te va a pasar. Y ella expresó que si nadie se presentaba iba a ir. Pero después vino mi hermano y hermana y lo recuperaron a Ramiro.

 

Por Patricia Erb se enteró que Ana María dio a luz, ya que escucho en cautiverio “nació el hijo del gringo Menna”. Dijo no saber nada de Ana María, qué fue de ella. Contó que según se declaró en el juicio de San Martín a Domingo Menna lo tuvieron en permanente tortura, y que el 11 de noviembre lo vio quien declaró en ese juicio en una fila frente a la enfermería, que lo hizo suponer que estaban esperando para ponerle la pentotal y tirarlo de un avión.

 

De María Cristina y Carlos Benjamín Santillán Alba narró que “estuvieron en otros centros, ella estuvo en el Vesubio y Proto-Banco, y después la sacaron a fines de diciembre para fusilarla porque los huesos de mi hermana estaban las vértebras rotas,  según un perito balístico fue asesinada por la espalda. Los dos aparecieron en una fosa común en Avellaneda, tanto María Cristina como  Carlos Santillán”.





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