Lunes, 8 de la mañana. Las noticias llegaban luego del fuerte temporal, evacuados, rutas cortadas, calles anegadas. Los vecinos esperaban con desesperación información acerca de donde pedir ayuda, que hacer, donde ir. Los canales oficiales no decían nada, y la bronca aumentaba.
Al transitar por los accesos a Ramallo se podía observar que las consecuencias de la lluvia habían sobrepasado lo previsto. Personal de Guardia Urbana y Policía intentaban ordenar el caos que era el tránsito, el agua sobre el pavimento y vecinos inundados. Pero los pedidos de respuestas se multiplicaban.
La comunicación por parte del Municipio brillo por su ausencia. La necesidad de contar con un canal de información oficial, donde se desarrollen las actividades que estaban haciendo el municipio y sus funcionarios era primordial para una situación de emergencia.
Desde la cuenta del Facebook municipal, donde abundan publicaciones propagandísticas, muy poco se informaba sobre la situación. Solo dejaban un teléfono, el cual, obviamente, colapso y se dejó de atender. La bronca de los vecinos crecía y lo hacía notar en la misma red social. Nadie pudo solucionar ese problema, el de atender la necesidad del vecino en un momento crítico.
Los periodistas, al menos quien escribe, estábamos en una situación delicada: no teníamos información oficial y los vecinos recurrían a nosotros para canalizar los reclamos. Ante la imposibilidad de atender esos pedidos, la desilusión comenzaba a crecer. ¿Cómo podríamos hacer entender que no es un capricho nuestro el querer obtener información? Que no es una carrera por la primicia, que no especulamos con la noticia, solo queríamos informar. Porque vecinos, como nosotros, la estaban pasando mal.
Comunicación pública…
La Secretaria de Comunicación Pública del municipio mostro que no estuvo a la altura de las circunstancias, no supo usar las herramientas que le ha dado la tecnología para llevar tranquilidad al que la necesitaba. No mostro interés en dar a conocer que trabajos se estaban llevando a cabo, o donde ir a pedir ayuda. No conto que paso con los evacuados o quien estaba a cargo del operativo de seguridad. En resumen, no estuvo.
La chicana lamentable
El rol de la oposición fue lamentable también. Ante un cuadro de situación caótica, su aporte fue engendrar más bronca en quienes la pasaban mal. Desde el Facebook realizaron publicaciones deslindando responsabilidades, sin atender que hasta hace solo un año eran gestión. Sobre todo el radicalismo que, en su intento de cruzar al delegado de Villa Ramallo por las inundaciones, les salió el tiro por la culata.
Por momento la mediocridad le gano a la razonabilidad. No había motivos para escatimar información en un momento difícil, y no era lugar para criticar furibundamente en una situación crítica. Oficialismo y oposición quedaron en la misma sintonía: no estuvieron a la altura de las circunstancias.