La aprobación del cambio de zonificación del predio donde se va a radicar la empresa Moviport por parte del oficialismo en el Concejo Deliberante acrecentó el malestar de los vecinos sobre este tema.
Ya no solo la oposición férrea de las organizaciones ambientalistas mostraron su descontento, sino que la sociedad se movilizo para pedir el rechazo de que esta empresa se instale en el acceso a Villa Ramallo. El pedido de la gente es claro: no están por que la empresa no se radique en Ramallo, pero que si lo haga en el Parque Industrial Comirsa.
Ahora el intendente municipal tiene tres opciones para elegir, por un lado someterse al descontento general y seguir con lo planificado; optar por lo que resuelva la justicia ante las presentaciones de recursos de amparo; o redimirse y dar marcha atrás con un tema que desde su origen se conocía que traería polémica.
Eso sí, la decisión ahora la tiene Poletti: seguir, esperar o redimirse.
La génesis de Moviport
En diciembre pasado el intendente Poletti anunciaba una serie de inversiones que llegarían a Ramallo y con ellas la posibilidad de, a través del nuevo concepto de la Plusvalía Urbana, dotar al municipio de un Banco de Tierras para destinar a viviendas, un reclamo desoído en una década y media. Entre ellas, estaban dos desarrollos inmobiliarios en Ramallo y Pérez Millán, la construcción de un edifico en la barranca del rio y Moviport.
Rápidamente se convocó a una sesión extraordinaria para los primeros días de enero para ser aprobado. El Concejo no pudo ponerse de acuerdo entre los pares. Enseguida se decidió que estas cuestiones se discutan en audiencias públicas, convocadas para el tratamiento de las modificaciones al código de ordenamiento urbano.
Allí se hizo público el contenido de los proyectos, con mayores detalles y precisiones. El encargado de defender los intereses de la empresa fue su Gerente de Recursos Humanos, Tomas Avetta, quien no logro convencer a la audiencia presente y se vio sobrepasado por la catarata de preguntas y reproches. La empresa, sus titulares o representantes más altos, debieron exponerse en persona en la convocatoria para ganar la confianza de los vecinos, cosas que no paso. Desde ahí en adelante la desconfianza empezó a crecer y el rechazo llegó a su pico máximo esta semana, con una manifestación masiva. Otra vez la falta de información clara, jugó a favor de los ambientalistas, principales impulsores de esta oposición.
La misma suerte corrió el proyecto que encabezaba el arquitecto Pablo Ribe y el grupo empresarial Girodano-Botto, con la idea de construir un edificio en la barranca del rio, que ante las expresiones públicas de rechazo, la misma empresa desestimo hacerlo. Es necesario recordar que este proyecto fue rechazado con la misma intensidad que el caso de la plaza donde se instalaría el Hotel Howard Johnson, siendo que los casos no eran iguales. La falta de información de los detalles del nuevo proyecto en el momento del lanzamiento de la noticia oficial, jugó claramente a favor del rechazo.
El caso Moviport se transformó en bandera de batalla, donde se aposto la consideración pública de varios integrantes del concejo, y acrecentó la figura de la oposición, que entre desplantes y falta de cuórum, lograron capitalizar el enojo en apoyo político.
Vecinos movilizados y enojo general
Las expresiones de descontento y la masiva movilización del domingo sentaron las bases de que algo cambio en la vida política de Ramallo. El rechazo a Moviport superó la oposición de las ONG ambientalistas y se enquistó en el discurso cotidiano. Los vecinos expresaron su rechazo, pero sosteniendo que la empresa se instale en Comirsa, donde no generaría oposición.
Pensando en un año electoral, y donde el debate político últimamente brilla por su ausencia, la decisión del bloque del FPV de votar a favor del cambio de zonificación modificó el panorama político en Ramallo. Hubo un quiebre, donde varios concejales del oficialismo dieron cuenta de ello. Fue un costo alto que pagar, que solo trae beneficios al sector empresarial.
Con un mensaje manipulado “20 puestos de trabajo a cambio de morir todos de cáncer en 10 años” que corrió como reguero de pólvora, la desinformación volvió a jaquear al gobierno.
La gente movilizó su reclamo y ganó las calles. Es un mensaje claro que puede ser interpretado de múltiples maneras: ¿será capaz el ejecutivo de entender el mensaje?.
Los caminos de Poletti
El intendente Mauro Poletti tiene en sus manos una decisión delicada. Su intención de transformar la vera de la autopista en un nuevo polo industrial comenzó con el pie izquierdo. Moviport despertó un rechazo tal en el seno de la sociedad, que incluso hasta los propios plantan cuestionamientos al proyecto del ejecutivo y lo hacen público. Y el costo político a pagar es demasiado alto pensando en un año electoral.
La negativa ganó la calle e incluso se judicializó el tema. Poletti debe resolver que hacer. Si opta por seguir con la idea original, estaría rifando sus próximos dos años de gestión. Estas elecciones renueva la mitad de los concejales, donde hoy en día el FPV tiene mayoría. Nada asegura que los resultados puedan serle favorables al oficialismo, existe ese miedo entre los actuales ediles y el panorama no pinta positivo, sobre todo en Villa Ramallo.
En menos de dos años de gestión puede perder la mayoría en el concejo y condicionar el resto de su intendencia. En este contexto, el objetivo de generar soluciones en desarrollo, empleo, crecimiento y vivienda, hace que se vea seriamente frenados.
Por otro lado puede darle la posibilidad a que la justicia determine si Moviport se puede instalar o no, pero dilataría los tiempos que el mismo intendente no quiere perder.
O la opción de redimirse, dar un paso atrás en este conflicto y descomprimir la situación. Es muy difícil que elija vetar una ordenanza que él mismo elevo, pero tiene las facultades para hacerlo.
La decisión la tiene el intendente.